February 17, 2011


La ley y su valor en el Oeste americano


Tendrían que poner en los cines, ahora que buena parte de ellos emiten copias digitales, un mando a distancia en cada butaca.

Rooster Cogburn mirando a cámara

Ir al cine un miércoles a media tarde, casi nada más haber comido, a ver una película del Oeste tiene sus riesgos. O la película es un continuo de disparos y tiroteos, de persecuciones a caballo, de duelos al sol, de atracos a trenes que transportan desde las Montañas Rocosas a Salt Lake City cargamentos de oro, de Apaches o Sioux cortando cabelleras, de cargas del 7º de Caballería, de sheriffs justicieros que juran, y persiguen hasta conseguirla, venganza; si no hay alguna ejecución en la horca, un linchamiento, una mina abandonada, unos rápidos, un desfiladero, unos bisontes, un carromato y una diligencia, una serpiente de cascabel o incluso unas bellas señoritas que alegran la vista a los habituales del Saloon, lo normal, cuando se baja el ritmo en la pantalla y acomodado en una butaca más confortable que la chaise-longue de casa, es que uno se duerma.

La película de los hermanos Coen, nominada a 11 premios de la Academia, no deja de ser otra película del Oeste. Y con las películas del Oeste pasa como con las de Paco Martínez Soria: vista una, vistas todas.

Mattie Ross en el suelo El padre de la catorceañera Mattie Ross es asesinado a sangre fría y ella, en un arrebato mezcla de valentía y temeridad, se propone conseguir que el asesino acabe sentado frente a la justicia. Para ello, y viendo que nadie en la ciudad escenario del crimen le presta la más mínima colaboración para acometer la empresa que se ha propuesto, tendrá que recurrir a la contratación del mejor alguacil del estado, Rooster Cogburn, un abuelo tuerto y aficionado al agua de fuego, que al olor de unos dólares frescos acepta gustoso ayudarla.

A partir de aquí se suceden las venturas y desventuras de la pareja, aparece un catálogo de personajes pintorescos, cowboys, maleantes y cazarrecompensas a cada cual más raro, culminados en el personaje de Matt Damon, un Ranger de Texas refinadamente elegante que armado con una carabina de largo alcance es todo un espectáculo.

Lo mejor: Las fotos que Jeff Bridges hizo durante el rodaje.
Lo peor: ...ZZZZZzzzzzzz...
Mi momento favorito: LaBouef disparando desde lo alto con una precisión que ni los misiles modernos.

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Salen los niños alegres / de la escuela, / poniendo en el aire tibio / de abril canciones tiernas. / ¡Qué alegría tiene el hondo / silencio de la calleja! / Un silencio hecho pedazos / por risas de plata nueva.


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